Alcanzamos el 2010 en un año 2009 en que el tema del Tajo ha copado el protagonismo en el blog. Un año que arrancó tarde para La Vieja Aldea, en el mes de septiembre, tras una larga pausa de ocho meses pero que al final ha resultado sobradamente productivo, con 17 nuevos temas, incluido este.
Abrimos el año en septiembre con los problemas de los medianos viticultores y el desproporcionado acoso por parte de las FSE a que venían siendo sometidos desde el inicio de la vendimia. Criminalizados por el estado que debería proteger sus intereses y que gasta recursos en perseguir al agricultor pero no hace lo más mínimo para compensar la desproporción entre los salarios establecidos y el irrisorio precio de la vid: la consecuencia, más paro en el año del desempleo.
Las Tablas de Daimiel han tenido su espacio. Denuncio desde el blog las políticas "de escaparate" tanto del estado como de Castilla-La Mancha que se pierden en divagaciones mientras los poplíticos responsables demuestran a menudo un patético desconocimiento de aquello sobre lo que han de legislar (¡ese Consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha...!). Reclamo una política hídrica responsable que permita la regeneración natural de las Tablas y que no sea el desangrado Tajo el que acabe pagando en solitario el esfuerzo de mantener lo que hoy es, tristemente, una charca artificial medio seca.
Otros temas varios han tenido espacio, entre otros, las movilizaciones agrarias contra la crisis del campo, o el Plan de Desarrollo Rural Sostenible, que de forma surrealista deja fuera de su alcance a buena parte del medio rural de Castilla y León quedando incluidas sin embargo zonas industriales de otras autonomías. ¿Venganza política del Gobierno de España o incompetencia extrema de la Junta de Castilla y León?
Pero, aparte de los temas diversos como inocentada, felicitación navideña y la adhesión del blog al manifiesto por los derechos fundamentales en internet el gran protagonista del año ha sido el Tajo.
Mi posición sobre el Tajo, contundentemente expresada en el blog, es clara: los trasvases deben cesar. Es inaceptable que, en nombre de una solidaridad interesada las autonomías del levante peninsular aspiren a desecar los rios de la península para sostener un modelo de crecimiento especulativo e insostenible, basado en la corrupción urbanística y la cultura del pelotazo.
Estas autonomías sin embargo no se recatan de emplear a los agricultores como pararrayos, apelando al campo para demandar un agua que acaba fomentando actividades que nada tiene que ver con el campo.
Valencia y Murcia reclaman el agua de sus rios y además reclaman o especulan con reclamar la del: Tajo, Ebro, Duero ¡y hasta del Ródano, RIO FRANCÉS!, se habla.
La voracidad de los ladrilleros no conoce fronteras. Ante tanto egoismo: PUNTO Y FINAL.
Pero la "Guerra del Agua" no debe enmascarar otra realidad: la gestión hídrica en Castilla y en especial en las comarcas manchegas es muy deficiente, abusiva, insostenible y perjudicial tanto para el medio ambiete como para el mediano agricultor. La sobreexplotación del acuifero 23 se ha cargado la "Mancha Húmeda", ha secado los "Ojos del Guadiana" y está matando a las Tablas de Daimiel, las pequeñas lagunas endorreicas propias de la Mancha desaparecen a lo largo y ancho de la misma, el abastecimiento de los pueblos se complica por escasez y el agua para el consumo comienza a acusar en batantes municipios niveles de contaminación por fosfatos más que alarmantes.
El Tajo no puede cargar con todo ni puede ser la solución para todo. Con sus ridículas políticas medioambientales la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha solo conseguirá fomentar el recelo y rivalidad interprovinciales, arruinar a los agricultores en beneficio de las transnacionales agrarias, destruir la "Mancha Húmeda" y secar el Tajo, el río más largo de la península, sobre el que Portugal, también tiene algo que decir.
¡Feliz año nuevo!
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