jueves, 31 de enero de 2008

EL CAMBIO CLIMÁTICO COMO LAMENTABLE EXCUSA

Se sabe que el clima Mediterráneo es cíclico y alterna periodos de sequía con periodos lluviosos; se conocen los ciclos y se cuantifican las precipitaciones estableciendo registros que permiten determinar y predecir de forma razonable, que no precisa, el futuro hídrico a corto plazo y las necesidades y problemas que pueden surgir de los desajustes entre precipitación y consumo.

Sin embargo conocer los ciclos no basta cuando de hecho no se ponen en marcha políticas coherentes para aprovecharlos debidamente: la filosofía que impera en España consiste en llenar los embalses cuando hay agua y gastarla hasta que queden convertidos en charcas inmundas poco más válidas que para la cría de ranas.

Lamentable es que la amplias extensiones de buen terreno castellano anegado por las aguas no tengan ahora otro fin que convertirse en recipiente temporal de estas durante breves periodos, y yermos asolados durante la mayor parte del tiempo.

Muy criticadas han sido en foros castellanos y castellanistas las políticas hídricas del estado, que bien pueden resumirse en “llena los embalses que anegan la tierra de Castilla y después vacíalos sin que aproveche a los castellanos”. Con todo no voy a hablar hoy de la parte de culpa que no toca, sino de la que nos corresponde en ello.

El acuifero de La Mancha Oriental es una gigantesca bolsa de agua, un monumental embalse subterráneo cuya superficie es superior a la de una provincia grande. Ciudad real, Cuenca y casi la totalidad de Albacete tienen parte en este embalse espectacular, de dimensiones fastuosas y centenares de metros de profundidades surcadas de túneles, galerías y enormes críptas anegadas por el agua, como una esponja descomunal.

Una y otra vez insisto a quien me conoce sobre la falsa sequedad de La Mancha, que es como una enorme corteza de naranja bajo la cual se esconde un corazón rebosante de líquido. La seca corteza superficial manchega oculta un recurso al que nuestros padres y abuelos pudieron acceder cavando apenas unos metros para hacer sencillos pozos que hoy, resecos por la sobreexplotación, siguen salpicando el paisaje rural.

Quien hoy cave unos metros está condenado a tragar polvo y poco más. Modernas perforadoras intentan garantizar el abastecimiento de los pueblos y aldeas taladrando a alto precio centenares de metros de profundidad. Mientras la desecación de la superficie, motivada por el rápido descenso del nivel freático arruina pozos, lavajos y otras lagunas endorreicas destrozando los últimos retazos del ecosistema de “La Mancha húmeda” (amplias extensiones de La Mancha en estado natural, reducidas a jirones de las Tablas de Daimiel y poco más a causa de la sobreexplotación actual)






-Tablas de Daimiel completamente desecadas-

Fuente: www.greenpeace.org


El Júcar entretanto se seca, lleva la mitad del caudal que llevaba hace apenas unas décadas y un servidor ha podido vadear a pie puntos donde antaño se ahogaron personas, arrastradas al fondo por una corriente arremolinada y traicionera.


-El rio Júcar practicamente seco a su paso por la provincia de Albacete-

Fuente: www.nodo50.org


El “cambio climático” se ha convertido en el comodín que las autoridades utilizan para conjurar las amenazas, dando por sentado que todo es culpa de la sequía y que frente a eso no son los poderes locales quienes pueden arbitrar medidas, sino que corresponde a estados y potencias determinar la política ecológica del planeta.

Pero la sequía no es algo nuevo, ni siquiera por efecto del cambio climático. La sequía mediterránea es un fenómeno recurrente y sobradamente conocido; bien registrado en los anales actuales y bien documentado a lo largo de la historia, salpicada de referencias a sequías catastróficas a las que no se puede culpar del manido “cambio climático” ¿Qué industria provocó las sequías del s. X?

Con la excusa del “cambio climático” la sobreexplotación continua, los cultivos latifundistas en regadía continúan, las extracciones ilegales continúan. Todo ello en perjuicio del pequeño agricultor, algo que bien debería importar a esos políticos que dicen velar “por nuestro bien” ya que no lo hacen por el bien del ecosistema.

Y es momento de gritar que LA DESECACIÓN DE POZOS O EL DESCENSO ALARMANTE E INCLUSO DESECACIÓN PUNTUAL DEL JÚCAR NO ES CULPA DE LA SEQUÍA QUE SIEMPRE AFECTO A ESTAS TIERRAS, SINO DEL CONSUMO EXCESIVO DE AGUA, QUE MULTIPLICA POR MILLARES EL CONSUMO DE OTROS TIEMPOS, y eso, no hay río que lo soporte, con cambio climático o sin él.

Mientras la sobreexplotación beneficia al latifundio (ya se han encargado de masacrar el hasta hace poco rentable mercado del vino gracias a sus irrigaciones indiscriminadas y a su uva de calidad discutible hinchada de agua de pozo) y a los especuladores del ladrillo; nuestros políticos siguen llevándonos de la nariz como si fuéramos idiotas y usando el cambio climático y los males del planeta como coartada para sus sucios manejos. Un plan brillante, sin duda.