... sino también la credibilidad de la Junta de Castilla y León.
O al menos así lo parece pues ante la evidente ineficacia de las intituciones para atajar una plaga que no solo está creando un problema económico sino que comienza a despertar preocupaciones sanitarias; agricultores afectados (entre 5000 y 10.000 según diversas fuentes) se manifestaron ayer en Valladolid para reclamar soluciones.
Poco tranquilizador resulta que tras meses de plaga, en los que los agricultores han llegado a matar topillos a la vieja usanza, es decir, a bastonazo limpio, la Junta diga ahora que se adoptarán soluciones en los próximos días.
¿En los próximos días? ¿Ha sido necesario reunir a varios millares de agricultores indignados para llegar a tan exigua promesa?
Acaso asuste más a los señores y señoras consejeros y consejeras la idea de cientos de topillos royendoles los calzones (pues bien calzonazos parecen habida cuenta de su diligencia con el asunto) si los agricultores se animan a proseguir en sucesivas semanas con la idea de arrojar topillos vivos y muertos en la sede del gobierno autonómico tal y como realizaron durante la protesta.
El conflicto entre ecologistas y agricultores (los primeros son acusados de frustrar las primeras medidas de control adoptadas por la Junta) merece tema aparte, habida cuenta de que no es este el unico problema en que se manifiesta la divergencia de intereses entre unos y otros.
Entretanto este simpático señor de la izquierda sigue descontrolado.
Por dar ideas a una Junta que a veces las tiene de bombero, les sugiero le ofrezcan algún papel de secundario en "Ratatouille" Seguramente la medida es igual de eficaz (e inutil) que las ya adoptadas, pero al menos esta es original.
De nada.
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